Jerusalem Stone

Una faja de tierra árida y remota, del tamaño de dos campos de fútbol. Enclavada en una meseta a 760 m. de altura, cercada por colinas y distante de rutas comerciales. Sin ninguna riqueza mineral. Solo piedras, piedras y piedras. Jerusalén era así cuando nació, hace más de 4 mil años: un asentamiento del Medio Oriente como tantos otros, destinado a desaparecer en el polvo del tiempo.

¿Por qué Jerusalén se convirtió en la ciudad más importante de la historia, destino deseado y soñado por tanta gente en el mundo? ¿Como sobrevivió después de haber sido dos veces destruída, 23 veces sitiada y 44 veces capturada por pueblos e imperios tan diversos como los egipcios, asirios, persas, griegos, romanos, árabes, mamelucos, turcos e ingleses? ¿Como se convirtió en suelo sagrado para tres religiones (judaísmo, cristianismo e islamismo) y en la capital reivindicada por dos naciones (Israel y Palestina)? ¿Por qué Jerusalén era, y en grande parte aún lo es, el centro del mundo?

La respuesta, quién lo diría, radica en sus piedras. Empezando por la Piedra Fundamental (Even Shetiya, en hebreo), que hoy se encuentra dentro del Duomo de la Roca, la famosa cúpula dorada de los cartones postales. Según los textos sagrados, fue a partir de ella que Dios creó el mundo; que Dios probó Abraham, al ordenar que este sacrificase a su único hijo, Isaac; que Salomón construyó el primer templo judío; que Jesús anduvo antes de ser crucificado y que Mahoma subió al cielo.

Cada período de tiempo dejó su marca en las piedras usadas para reconstruir la ciudad, y en la arquitectura típica de cada generación de constructores. En los tiempos modernos, el uso de esta piedra rosada se convirtió en algo más que una costumbre. Todas las construcciones en Jerusalén deben, por ley, ser hechas con esa piedra.

"Jerusalén es la única ciudad que existe dos veces: En la Tierra y en el cielo", dice el historiador británico Simon Sebag Montefiore en su libro “Jerusalén, una Biografia”. "Ella se tornó el eslabón de comunicación entre los hombres y Dios." Jerusalén es también la única ciudad portátil, ya que sus historias terrenas y celestiales son narradas en la Biblia.

Al largo de los siglos, el carácter sagrado de esas piedras fue exaltado por muchos. No es para menos: Quantos personajes bíblicos las tocaron y por ellas anduvieron, y cuantas historias ellas atestiguaron!

Los guías que conducen a los miles de turistas que visitan Jerusalén todo año enaltecen, con propiedad, la importancia y el misticismo de las Piedras de Jerusalén: "Todo fue creado aquí. El universo fue formado por las rocas de esas montañas. El Jardín del Edén, citado en el libro Génesis, el primer libro de la Biblia, está situado aquí. Fue entre estas mismas piedras que Adán, primer ser humano, vagó sin rumbo hasta que Dios hizo que él adormeciese para crear, a partir de un hueso de su costilla, a Eva, la primera mujer. Expulsos del Paraíso, fue en el medio de esas montañas que Adán y Eva procrearon, dando origen a toda la humanidad".

Usted podrá creer o no en lo que los guías de Jerusalén o, más apropiadamente, en lo que la Biblia nos dice. Usted podrá creer o no en Dios. Sin embargo, la propia historia afirma: Fue en el mismo lugar donde yacen las Piedras de Jerusalén que la cultura del hombre tuvo su inicio. Si no fuese por esas mismas montañas y piedras, no habría Judaísmo, ni Cristianismo, ni Islamismo, y mucho menos cultura europea, americana y las demás culturas occidentales y orientales tal como las conocemos hoy.

Inspirados en todo esto, Jerusalem Stone fue concebida para comercializar una diversidad de productos elaborados a partir de las Piedras de Jerusalén, para todos aquellos que desean agregar encanto y magia inigualables en lo que se refiere a arquitectura, decoración y paisajismo. Muchos han llegado a la conclusión de ello alrededor del mundo, como muestran las imágenes de una serie de obras y edificaciones en las cuales la presencia de las Piedras de Jerusalén, es marcante.